SENTIMIENTOS ENCONTRADOS. Centros de custodia, un lugar perdido entre las jaulas y la libertad.
Actualizado: 19 ene 2020
La expresión “sentimientos encontrados” generalmente se usa cuando algo, lo que sea te puede causar dos sensaciones antagónicas al mismo tiempo. Por ejemplo, felicidad y tristeza, calma y angustia o decepción y entusiasmo.
Los centros de custodia, refugios, zoológicos, bioparques, santuarios, o cualquier nombre que se les ponga, son lugares muy capaces de generar precisamente esto, sentimientos encontrados.
La temática de fauna silvestre en cautiverio es un tema muy delicado, poco tocado en los medios y, sin embargo, una de las problemáticas más importantes de la sociedad de un país.
Por un lado, cuando un animal silvestre se encuentra en una jaula, en un lugar donde lo podemos ver, la sensación directa en carne y hueso es una experiencia vivencial que no tiene comparación alguna.
Pero, si esta experiencia no está debidamente acompañada de la guía, de un referente contextual que nos ayude a comprender la razón del cautiverio de animales que, por naturaleza deberían estar en lugares inaccesibles al ojo humano, se convierten entonces en visitas que únicamente refuerzan la idea del poderío humano por sobre las demás especies con las que compartimos el planeta.
Tres especies distintas, tres historias distintas…
CACERÍA ILEGAL – TOTO (Panthera onca)

TOTO fue encontrado, junto a su hermana LUNA, en el departamento de Pando en la Amazonía de Bolivia, el año 2013 cuando aún era un cachorro. En aquel entonces, Luna huyó al bosque y nunca más se supo de ella. Siendo un animal silvestre que había sido criada por humanos, lo más probable es que no hubiera sobrevivido.
Toto, por otro lado, inicialmente fue entregado al Centro de Investigación Para la Amazonía (CIPA) en la Universidad de Pando, donde recibió cuidados y atenciones especiales. A pesar de esto, el lugar asignado al gran, no reunía todas las condiciones que necesita un jaguar para vivir, ni físicas ni legales.
Eventualmente el año 2016, a pesar de ciertas discrepancias con la Universidad de Pando, Toto terminó por ser trasladado a Santa Cruz de la Sierra a un centro de custodia autorizado. El cuidador de Toto (Alexander Oliveira) hasta aquél entonces, sufrió al despedirse de su amigo.
Ese año, personalmente, yo que seguía la historia a través de las escuetas noticias al respecto, también sufrí, porque era evidente que ese jaguar estaba demasiado acostumbrado a su cuidador, situación que igual por muy mística o romántica que parezca es totalmente impredecible, y al mismo tiempo tenía mis serias dudas respecto a todos los centros de custodia que existen en Bolivia.
Finalmente, Toto llegó a Santa Cruz el año 2016 siendo ya un jaguar macho adulto. Se ambientó una jaula de dos mil metros cuadrados para él y meses más tarde conocería a Princesa, una hembra jaguar proveniente del municipio de Asención de Guarayos, con quien procrearía dos cachorros, Santiago y Masha. Esta familia al final fue completada con la presencia de Mosa, otra jaguar hembra proveniente del departamento del Beni, con quien comparten el lugar.
Actualmente la familia, se encuentra en su recinto ambientado con una laguna artificial y múltiples troncos a manera de patio de juegos, en el Centro de Custodia en Playland Park y bajo el cuidado del personal de Ser Fauna, quienes velan constantemente por el bienestar y la salud de los animales bajo su cargo.
Podría decirse que Toto tuvo un final feliz. Sin embargo, lo que tiene en realidad son las mejores condiciones para la calidad de vida a la que puede aspirar un animal como él destinado al cautiverio hasta su muerte. Todo esto a un costo económico elevado y siendo uno de los pocos individuos que ha tenido tanta suerte, puesto que, su historia resulta totalmente inusual. Generalmente los cachorros cuya madre ha sido muerta en vida silvestre, no sobreviven para contar la historia, o para que alguien más la cuente siquiera.

TRÁFICO DE FAUNA – COLLITA (Sapajus cf. cay)

Collita es el nombre que le dieron a un mono capuchino que fue criado en una casa. Él, como muchos de su especie, son comercializados como mascotas en distintos tipos de mercados clandestinos en el país. De aspecto infantil y tierno, generalmente son criados con cadenas atadas (en el mejor de los casos) a sus cinturas para prevenir su fuga.
Aun cuando tienen un aspecto inocente, los monos, al igual que otros animales salvajes, son animales que, por tradición histórica no están acostumbrados a la convivencia humana. Es por esto que, siempre serán impredecibles. El caso de los primates debe ser de los más críticos, ya que, al poseer pulgares oponibles, como los humanos, son capaces de la más rara manipulación de objetos y de agresiones producto de conductas instintivas que pueden causar daño a los “dueños”.
En estos casos el destino de las inicialmente tiernas mascotas, suele ser el abandono, o la entrega a centros de custodia cercanos, donde carecen de la oportunidad de ser re insertados a su hábitat natural.
El hecho de que un animal silvestre no pueda ser re insertado a la naturaleza pasa porque al haber sido manipulado y criado por humanos o al tener contacto con fauna doméstica, pueden convertirse en portadores de parásitos o enfermedades. Que al entrar en contacto con individuos que no han sido expuestos a los mismos agentes, pueden enfermar y causar epidemias en poblaciones de animales silvestres.
Al mismo tiempo, animales que han perdido su instinto natural, como la agudeza del oído, o los balances hormonales que se requieren en vida libre en la selva, al ser re insertados a este medio crudo y salvaje tienen una posibilidad muy remota de sobrevivir. Es por esto que la mayoría termina quedándose en centros de custodia, donde permanecerán de por vida.
Está científicamente comprobado que, los primates, son capaces de aprender algunas palabras en lenguaje de señas, es decir, son capaces de asociar señales a acciones concretas. Tal es el caso de Collita, este mono proveniente de alguna provincia del departamento de Cochabamba, el cual se sienta sobre sus patas traseras, ladea la cabeza y cruza los brazos sobre el pecho, demandando claramente ser levantado en brazos, ser atendido por su o sus cuidadores.

En su nuevo hogar, en el refugio de Vida Silvestre en Aguas Calientes en el municipio de Roboré, Collita comparte su recinto con otros individuos de su especie, con los cuales aprende a entenderse en nuevos idiomas, a jugar, a conocer un mundo de manera distinta. El personal de Biotermal presta particular atención y cuidado a todos los animales que tiene bajo su custodia y una vez más atienden la situación de la mejor manera posible, en un mundo en el que todos los fondos, son destinados a la alimentación y cuidado veterinario de estos animales, sin posibilidad de tener retorno alguno, o sea, son fondos perdidos.
DESASTRES NATURALES – VALENTINA (Myrmecophaga trydactyla)

Pero, ¿qué sería del destino de algunos animales, como Valentina, si los centros de custodia no existieran?
Entre agosto y octubre de 2019, Bolivia sufrió una inusual oleada de incendios que afectó más de cinco millones de hectáreas en nuestro territorio. Se quemaron ecosistemas que estaban acostumbrados al fuego y algunos que jamás habían sufrido la fuerza de este elemento modificador de paisajes.
Junto con los incendios millones de vidas animales se perdieron y hubo otras que apenas sobrevivieron. Una de ellas, Valentina, una osa hormiguera que fue encontrada en el área protegida Parque Nacional y ANMI Otuquis en el Pantanal boliviano, durante la temporada de fuego.
Valentina estaba en una condición muy crítica, con el estómago casi pegado a los huesos y las patas completamente quemadas por haber estado en contacto con el suelo caliente. Ella fue trasladada hasta Santa Cruz, al centro de custodia de Play Land Park, para poder ser atendida por el personal veterinario de Ser Fauna quienes, gracias a su experiencia custodiando animales, tienen mayor capacidad de tratar con fauna silvestre.
El personal que quedó a cargo de Valentina, trabajó de cerca con biólogos y veterinarios del extranjero especializados en la especie, para poder dar tratamiento a la osa. La dieta de un animal silvestre en periodo de recuperación es mucho más compleja de sustituir y varios insumos tuvieron que ser traídos desde el extranjero para estabilizar a Valentina.
Otro de los cuidados extremos que se tuvo con ella, fue mantenerla aislada del contacto humano y de otros animales, ya que aún se tiene la esperanza particular, de poderla re insertar de vuelta a su hábitat natural. Tomando en cuenta que, su tratamiento ha sido llevado a cabo siguiendo estrictos protocolos y además que se tiene la ubicación exacta del sitio en el que fue rescatada.
Después de que sus heridas fueron curadas con un tratamiento muy peculiar (y bastante costoso, además) en base a parches de piel de Tilapia, Valentina continúa ganando peso en su centro de custodia temporal, en un recinto adaptado especialmente para ella y espera poder pasar los análisis clínicos a los que será sometida para determinar si puede o no, ser re insertada al área protegida donde nació. En todo caso, ella es una de los poquísimos casos que aun representa una esperanza para un final feliz.

Una jaula, un recinto o un espacio adaptado, siempre seguirá siendo cautiverio y jamás será la mejor de las opciones para un animal nacido en libertad. Sin embargo, si su destino está marcado, a pasar su vida de esta manera solo quedará, elegir la mejor opción. Una que se enmarque en aspectos técnicos y legales, donde se reconozcan de manera honesta las fortalezas y debilidades.
Mientras tanto la pregunta seguirá siendo la misma ¿de dónde vienen y por qué llegan a esta dependencia? A ese purgatorio entre las jaulas y la libertad.
Texto: Gabriela Tavera/ Fotografías: Andrés Unterladstaetter